Monday 26 September 2016

En esto creo: Soldado Imperial.



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 Nunca he creído que fuéramos los malos de la película. Durante décadas nos hemos dedicado a realizar nuestro trabajo. Punto. Cuando salvamos a los Jedi y a la República de aquellos droides nadie se quejó, ¿verdad? Pues eso. Hay una razón para que tras la caída del Emperador, los vencedores siguieran tirando de nosotros para mantener el orden en la Galaxia.

‘Soldaditos de plástico’, ‘Los chicos de blanco’, ‘Muñequitos de nieve’...Y te podría decir mil más. He oído apodos de todo tipo. En el fondo me lo tomo como un piropo, es una señal inequívoca de nuestra relevancia en la Galaxia.

Lo que peor llevo de las peliculitas es que nos dejen por tontos. Puedo superar que el coñazo ese de Jar Jar Binks tuviera mayor desarrollo argumental que ninguno de nosotros; o incluso que tuvieran que sacar la puñetera Batalla de Endor en todo su esplendor. Pero lo de que nos movamos siempre como pollos sin cabeza... ¡Que somos la jodida élite de esta profesión, demonios! Para que os hagáis una idea, sólo el 10% de los humanos de entre 18 y 30 años superan las pruebas intelectuales de ingreso; y –de entre esos elegidos– sólo unos pocos más superan las pruebas físicas. ¡Ah, se me olvidaba! Y a los mejores nos piden el ADN para clonarnos. ¿Creéis que a vosotros os pedirán alguna vez algo así?

Darth Vader acojonaba. Tuve la suerte de servir junto a él en un par de ocasiones y el tío imponía mucho. En alguna ocasión, bastaba con que asomara el casco y los enemigos deponían las armas. Aun así, había gente dentro del propio Ejército Imperial que no le respetaba, que se burlaban de su voz a sus espaldas. Pobres bastardos, no le llegaban ni a la suela de las botas.

La gente se cree que somos todos iguales y nada más lejos de la realidad. Vale, lo podía entender cuando la mayoría de nosotros éramos clones... ¿pero ahora? Incluso hay mujeres y aliens entre nosotros, así que ya me diréis si se nos puede meter a todos en el mismo saco. Aquellos buenos tiempos con el Emperador Palpatine –y no quiero entrar en política– en los que tan sólo se cogía a los mejores humanos... En fin, quedan ya tan atrás...

De acuerdo que el uniforme es muy chulo pero tiene sus inconvenientes, ¿eh? Para empezar, con todas las partes de las que consta –18, para ser exactos– es un auténtico coñazo ponérselo (y quitárselo, claro). Segundo, para ir equipados teóricamente con la última tecnología intergaláctica, no nos protege una mierda de los disparos; ¿o es que no habéis visto que caemos todos al primer rayo láser que nos roza? Y lo más importante de todo: ¿cómo coño vas a ligar con esto puesto? Debemos ser los únicos soldados del universo a los que sus novias no les dicen: "Ponte de uniforme, que estás muy guapo". Cuando pienso que en vuestro planeta hay gente que paga 800 euros por una copia barata, sólo puedo pensar que vosotros los terrícolas estáis bastante mal de la azotea.

Los puñeteros ewoks... Para una batalla que perdemos en décadas y tiene que ser contra ellos. Nos confiamos, eso está claro, ¿pero no lo habríais hecho vosotros también? No lo neguéis, aquel día a muchos de vosotros os hubiera gustado vernos aplastar a esos asquerosos peluches.
Los wookiees han sido los hijos de puta más duros contra los que hemos peleado. Incluso Darth Vader les respetaba más que a ningún otro rival. Esos peludos sí que inspiraban respeto...

¿Que cómo me llevo con los clones? Para ser sincero, no me llevo. Los más antiguos, aquellos que provenían de Jango Fett, siempre nos trataron con desdén a los humanos. Éramos "los nuevos" para ellos. Los que vinieron después, estaban escogidos para ser mejores jugadores de equipo, pero, aun así, las diferencias se notan sin quitarse el casco. Sea como sea, da igual ya, ni hay dinero para seguir clonando ni existen expertos que sepan hacerlo, así que las cosas vuelven a funcionar como lo habían hecho toda la vida: buscas chavales aburridos por toda la Galaxia y les convences de que les estás ofreciendo el trabajo perfecto para escapar de la rutina que les esperaría el resto de su vida. Simple, pero funciona.

La vida en un crucero espacial es un coñazo de tomo y lomo. "Preparáos para el salto al hiperespacio", "Vamos a abordar un carguero espacial" o "Poneos de gala para recibir al General tal o cual". Esas son las mayores emociones de una rutina, por lo demás, extraordinariamente aburrida. Así que nadie quiere estar destinado en uno de ellos con esos estirados de la flota espacial. ¿El mejor destino? Corusant, sin duda. Si alguna vez visitáis un garito allí, tened por seguro que a vuestro alrededor hay más de uno de nosotros relajándose sin el casco.

Cuando era pequeño jugaba a ser Jedi, como todos. Sus poderes, su mística, ese rollito tan zen que se gastaban... Pero os digo una cosa, cuando no podía ser Jedi escogía Soldado Imperial, así que tampoco me ha ido tan mal.  

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